Perros de paja by John Gray

Perros de paja by John Gray

autor:John Gray [Gray, John]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2002-01-01T05:00:00+00:00


El taoísta relaja el cuerpo, tranquiliza la mente, se desliga de las categorías a las que nos habitúan los nombres, libera la corriente del pensamiento para permitir diferenciaciones y asimilaciones más fluidas, y, en lugar de evaluar opciones, deja que sus problemas se resuelvan por sí solos permitiendo que la inclinación halle espontáneamente su propia dirección. […] No tiene que tomar decisiones basándose en los criterios del bien y el mal porque, partiendo de la única base de que la sabiduría es mejor que la ignorancia, resulta evidente que, de todas las inclinaciones espontáneas, la que más destaque por su claridad mental será, si no intervienen otros factores, la mejor, la más acorde con el camino.

Pocos seres humanos tienen la habilidad especial de vivir bien. Conscientes de ello, los taoístas se fijaron en otros animales como guías hacia la buena vida. Los animales salvajes saben cómo vivir; no necesitan pensar ni escoger. Solo cuando son cautivos de los humanos dejan de vivir de forma natural.

Según el Chuang-Tzu, los caballos, en estado salvaje, pacen hierba y beben agua; cuando están contentos, entrelazan sus cuellos y se refriegan unos con otros. Cuando están enfadados, se dan la espalda y se asestan coces. Eso es lo que saben los caballos. Pero si se los enjaeza o si se los mantiene sujetos en una hilera restringiendo sus movimientos, lo único que saben es mirar de reojo y arquear el cuello para luego salir corriendo desbocados tratando de escupir el bocado de la brida y librarse de las riendas.

Para las personas sometidas a la restricción de la «moral», la vida buena significa eso: una lucha perpetua. Para los taoístas significa vivir sin esfuerzo, conforme a nuestras naturalezas. El ser humano más libre no es el que actúa según los motivos que él mismo ha elegido, sino el que nunca tiene que elegir. En lugar de dar vueltas y más vueltas a las alternativas, responde sin esfuerzo a las situaciones tal y como surgen. No vive según elige, sino según debe. Ese ser humano tiene la libertad perfecta de un animal salvaje (o de una máquina). Como dice el Lieh-Tzu, «cuando el más grande de los hombres descansa, es como si estuviera muerto; cuando se mueve, es como una máquina. No sabe por qué descansa ni por qué no, ni por qué se mueve ni por qué no».

La idea de que la libertad significa convertirse en un animal salvaje o en una máquina resulta ofensiva a los prejuicios religiosos y humanistas occidentales, pero está en concordancia con los conocimientos científicos más avanzados. A. C. Graham explica que:



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